El año pasado Andrea me mandó unas lindas fotos de sus sobrinos besando los árboles de la casa de sus abuelos, y a principios de este una de su hijita Candela cumpliendo su insistente petición. Y es que a veces las madres nos rompen la cabeza con algunas de sus cosas, pero a mí me parece genial que mamás jóvenes como Andrea animen a sus niñ@s a participar en proyectos artísticos-contemporáneos como es este, y pierdan un poco de miedo escénico y se abran a muestras de cariño con doble mensaje. Lo mejor aún será cuando la pequeña Candela crezca más y se vea colaborando en esta causa... y quien sabe si no repite esta ecológica y cariñosa acción.
Una fría tarde de enero, después de 2 horitas jugando en el parque, y de estar convencida de que no los quería besar porque le pinchaban, consiguió que la niña cambiara de opinión, lo besó y ella misma descubrió que no era como creía. Gracias a la mamá y a la hijita.
Candela a sus 2 años, besó un árbol que eligió solita, en el parque da Xunqueira de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) el sábado 30 de enero de 2010.
Una fría tarde de enero, después de 2 horitas jugando en el parque, y de estar convencida de que no los quería besar porque le pinchaban, consiguió que la niña cambiara de opinión, lo besó y ella misma descubrió que no era como creía. Gracias a la mamá y a la hijita.
Candela a sus 2 años, besó un árbol que eligió solita, en el parque da Xunqueira de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) el sábado 30 de enero de 2010.
Foto: Andy Castro
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Hojas volando :)