Aquí en Galicia el clima nos condiciona bastante, es muy cambiante y sorprendente, por eso valoramos cada rayito de sol y salimos a su encuentro aunque sea invierno y el frío nos acompañe. Hace justo un año y un día dimos un paseo de año nuevo por la tarde.
De casa de la abuela al estudio nos detuvimos a visitar a algunos seres queridos que nos dejaron hace un tiempo, pero como dijo RT, siguen existiendo en nuestra memoria.
De camino me fijé en este tronco, con unos tonos muy de temporada, y que está en una zona de paso, donde normalmente la gente va a cruzar, subir o bajar.
Besé a este árbol gris helado, con dibujos de color tierra y grietas rojas, y mis corazones blancos, el 1 de enero de 2011 en la Carretera de Pontevedra en Vilagarcía e Arousa (Pontevedra).
Fotos: Augusto Metztli
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