Deborah y Hugo son una joven y universataria pareja. A ella la conozco desde que era pequeña, cuando ya le daba clases de pintura a su hermana. Con los años ella acabó entrevistándome para uno de sus muchos trabajos de clase, y desde ahí unas cuantas colaboraciones, mano a mano con Augusto, que se fueron enlazando hasta elegirla como nuestra periodista para el proyecto que recién estrenamos "un lugar para descansar".
Después de uno de sus viajes juntos, Deborah comenzó a enviarme varias fotos de besos de árbol. La primera es de ella besando un árbol minusválido. Me contó que nada más llegar a un parque de Oviedo fue lo primero que le coincidió ver: este árbol con un escalón de piedras a modo de muleta. Le pareció triste al verlo así herido y dependiente, sabiendo que si no fuera por las piedras que lo sostienen estaría a ras de suelo, y así no aguantaría mucho. Fue entonces que las palabras "besos de árbol" se escribieron en su mente y su compañero documentó la acción.
Después de uno de sus viajes juntos, Deborah comenzó a enviarme varias fotos de besos de árbol. La primera es de ella besando un árbol minusválido. Me contó que nada más llegar a un parque de Oviedo fue lo primero que le coincidió ver: este árbol con un escalón de piedras a modo de muleta. Le pareció triste al verlo así herido y dependiente, sabiendo que si no fuera por las piedras que lo sostienen estaría a ras de suelo, y así no aguantaría mucho. Fue entonces que las palabras "besos de árbol" se escribieron en su mente y su compañero documentó la acción.
Deborah Castro Mariño besó este árbol del parque San Francisco en Oviedo (Asturias ) el día 1 de abril de 2010.
Foto: Hugo
Si buscan por internet es un árbol bastante fotografiado, pero que desde hace unos meses ha sido besado y abrazado oficialmente. No basta con compadecerse desde afuera, y decir pobriño. Ahí estuvo Deborah que con un gesto tan sencillo como un beso y un abrazo seguramente le dejó al árbol una buena dosis de fuerza para mantenerse. Algo así, como sus clases de español para inmigrantes. Algo así, como la insulina que va desde Azularina hasta mis adentros.
El espíritu solidario de Deborah quiso elegir a este árbol para demostrarle su cariño con un beso y sus apertas apertísimas. Su implicación en las buenas causas hicieron que unos cuantos amigos hayan querido aportar sus besos de árbol para este peculiar bosque, y que en su momento podrán ver.
no hay palabras para el árbol con muleta!!!
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