Estuvimos tan a gusto que extendimos un día más la estancia en Casa de las Cocadas, a donde nos acercaron por casualidad. Al regresar de la playa aprovechamos la alberca sola para nosotros, como los días anteriores. Los jejenes ya habían hecho su trabajo en mi piel, así que unos piquetes más allí no importaban.
Nadar mientras ves cómo sobrevuelan pelícanos y caen mangos verdes al agua, no tiene precio. Por eso quise besar árboles de allí, y elegí al tamarindo que da sombra a la bicicleta aparcada en la entrada de la casa y donde desayunan las ardillas, y también a una de las palmeras más peculiares junto a la alberca que convive con más plantas y muchas obras de arte. Natural querer regresar...
Detalles inolvidables del tamarindo y de las infinitas plantas de la alberca
en Casa de las Cocadas.
Besé el tamarindo y la palma en el hotelito Casa de las Cocadas el martes 12 de abril de 2016 en San Blas (Nayarit). Gracias a Carlos Gutiérrez por contarnos historias tan impresionantes como la de su padre pintor, algunos de sus hermanos también artistas (ahí entendí la autenticidad de la decoración de todo el hotel) y secretos sobre la loca de San Blas compartidos con el autor de esa emblemática canción.
Fotos: Augusto Metztli.
* Si quieres participar envía tus fotos besando/abrazando árboles a besosdearbol@gmail.com
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GRACIAS por ayudarme a seguir cuidando este bosque de árboles besados por el mundo.
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