Después de medio acercarnos a la Pirámide de la Luna, giramos por la Calzada de los Muertos y caminamos pasando por delante de la Pirámide del Sol. Desde entonces solo puedo recordar el gentío de ese día.
Besé uno de estos increíbles nopales que llevan añísimos viviendo frente
(Ciudad de México; México).
Seguimos caminando por la Ciudad de los Dioses. Besar y abrazar árboles de allí fue más que divino.
Y productivo, porque gané el 1º premio en un concurso de fotografía de viajes, donde el nopal, que está delante del que besé, parece hablarle a la Pirámide. El mismo nopal que después retraté cuando hice mi peculiar proyecto en Verkami, y que regresó a México con quien por un tiempo fue más que mecenas, y que mágicamente desapareció de mi existencia.
A pesar de todo, fue un privilegio. Gracias.
Fotos: Augusto Metztli
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GRACIAS por ayudarme a seguir cuidando este bosque de árboles besados por el mundo.