viernes, 11 de julio de 2014

Entre ramas del parque de San Francisco

Los días que estuvimos en Oviedo cruzamos siempre el parque de San Francisco, pero la última mañana la dedicamos a pasearlo por todos sus caminos. Nos encantó el estanque (micro-mundo acuático) con la gran variedad de su fauna. 
 
Esta foto es un fiel reflejo de nosotros dos, o de Roque y Rita, con las dichosas palomas que siempre te acaban rodeando, y recordando que pronto volveríamos a la terriña, al pueblo donde toda la mierda se cae...

Desde pequeña no veía cómo convivían patos, con cisnes y pavos reales.

Me sorprendieron gratamente  la cantidad de letreros 
donde explicaban las diferentes variedades de plantas y árboles.

Con dedicatorias, nombre latino, lugar de origen... 


Cada árbol era un descubrimiento, si no era por lo ancho, era por lo alto, 
sus hojas, su tronco y sus habitantes, con sus casitas.

Evidentemente, no rayamos  ningún nombre en ningún tronco, 
simplemente los llené de besos.

Es muy gratificante ver cómo más gente admiraba los árboles 
entre familia y amigos.

Un olivo centenario...

Un árbol torcido con bastón de forja grafiteada...

Sabíamos que no era el único árbol lisiado

porque este otro lo había besado Deborah


y un año después pudimos verlo en directo y besar al árbol-puente.
Fotos: Mayam

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