Esta entrada es de esas especiales, porque es el recuerdo vivido de un sueño cumplido de la mano. Desde hace años Augusto soñaba con ver, oler, pisar... el mar Mediterráneo. Augusto se sumergió en casi todos los libros de Manuel Vicent, y con ellos imaginaba las sensaciones y leía los colores de ese mar tan cantado. Gracias a mis primos pudimos saludar juntos a su deseado mar Mediterráneo, vi cómo se acercaba a la orilla y pude vivir en primerita persona como Augusto disfrutaba de su soñado MAR... como un niño en el día de reyes. Recordé que hace bastantes veranos me había bañado decenas de veces en las cálidas playas de la costa valenciana y de la isla de Mallorca, pero eso fue porque me llevaron. Esta vez quisimos y pudimos ir (a pesar del demasiado largo jet lag del in-evitable viaje a México); esta vez era una fría primavera, pero íbamos con ganas de mojarnos en aguas mediterráneas. Nos impresionaron los azules con los grises, la luz y la inmensidad del horizonte (con las islas Medas, que como dice Montse: son hermosas... y se veían a la izquierda). Hicimos muchísimas fotos, dejamos huellas en la arena, y guardamos la sal en los bolsillos de un recuerdo azul ultramar verdoso.
martes, 7 de diciembre de 2010
Besodeárbol con son de Mayam
Ramificaciones especiales
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Viaje a Cataluña (mayo 2010)
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